Conversion y Llamado, Guia del Mentor, MG01
C O N V E R S I Ó N Y L L A M A D O
/ 1 9 9
conexión directa, a la vez, entre el pueblo de Dios del Antiguo Testamento y la comunidad cristiana del Nuevo Testamento. El entendimiento de Jesús sobre Su Iglesia (que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella, Mateo 16.18) no está fuera de lugar; todo lo contrario, está supeditado o consecuente con la creencia en el Antiguo Testamento sobre el pueblo del pacto de Dios. Sin embargo, lo que es genuinamente asombroso en la enseñanza apostólica de la comunidad cristiana, es la inclusión de los gentiles dentro del pacto prometido a Abraham (refiérase a Romanos 16; Efesios 3 y Colosenses 1.25ss). Por supuesto, este concepto de inclusión de los gentiles, por la fe en el pacto prometido a Abraham, no estaba sincronizado (o no iban al mismo paso) con la creencia de comunidad en el tiempo de Jesús y los apóstoles (los fariseos, esenios, zelotes, saduceos), que de alguna manera veían al estado judío como exclusivo, aun más, con privilegios de ser el único pueblo del pacto de Dios. La inclusión de los gentiles representa una revelación enriquecida y favorable del concepto de comunidad que los contemporáneos de los apóstoles pudieron haber estudiado y entendido. Como Señor, Jesús es la cabeza de la nueva comunidad de discípulos, quienes lo han abrazado como la Palabra final de Dios para la humanidad (Hebreos 1.1-4), y Su persona como el modelo final de todas las demandas de Dios (Colosenses 2.6-7). Como Señor, Él es ahora el fundador de un movimiento juntamente con los que han sido llamados del mundo (Lucas 9.57-62) para Dios, como el supremo Amor y absoluto Dios (Mateo 6.24; 4.9-10). No obstante, ninguno puede asegurar que ha sido llamado por Cristo, e ignorar simultáneamente la realidad de que ese llamado es también un llamado a pertenecer a una comunidad. Es un llamado al pueblo de Dios, y al mismo tiempo a la persona de Cristo. Ellos son uno y el mismo (Hechos 2.39-47).
La Palabra que se refiere a libertad, está claramente contenida en el Nuevo Testamento, especialmente en las cartas de Pablo, las cuales se enfocan en un entendimiento distintivo del corazón de la fe cristiana como lo es la libertad. Pablo se inclina a concebir el ser libre en tres sentidos principales: libre de la ley, libre del pecado y libre de la muerte. El corazón de lo que el cristianismo entiende como libertad, fluye de la comprensión de Pablo acerca de la absoluta suficiencia de Cristo para dirigir todos los asuntos relacionados con estas tres categorías. Como nuestra justicia, Cristo nos hizo libres de la condenación de la Ley (2 Corintios 5.18-21); como nuestro poder, Él nos hizo libres del poder, la condenación, y la 9 Página 114 Del punto: II
Made with FlippingBook - professional solution for displaying marketing and sales documents online