Currículo Pilar Fundamental, Edición Oficial de Certificación - Guía del mentor (Spanish Cornerstone Mentor's Guide)

164 / CURRÍCULO PILAR FUNDAMENTAL GUÍA DEL MENTOR

“la Palabra del Señor” o de manera corta: “la Palabra” (comp. 1 Tes. 1:6, 8; 3:1; Col. 4:3; 2 Tim. 2:9; 4:1; etc.). En todos estos pasajes los términos se refieren a la palabra predicada (comp. TDNT IV, 116). Esa es también la razón de la efectividad de la predicación de Pablo y los demás apóstoles. Esta eficacia no es debida a los talentos del predicador, sino que el secreto se encuentra en sus propias palabras: ésta es la palabra de Dios o del Señor. El mensaje apostólico mantiene el énfasis siempre en el autor: la voz del Dios viviente está siendo escuchada. Este concepto era compartido por los reformadores. Tanto Lutero como Calvino, estaban convencidos que, cuando el mensaje del evangelio de Jesucristo es proclamado, los oyentes escuchan directamente a Dios. En el capítulo 1 de la segunda Confesión helvética (1566), Heinrich Bullinger, el sucesor de Zuinglio, sintetizó la posición de los reformadores con una corta frase: Praedicatio verbi Dei est verbum Dei —la predicación de la Palabra de Dios es la Palabra de Dios. En la próxima frase él interpreta ese afirmación de la siguiente manera: “Porque cuando esa Palabra de Dios (Escritura) es predicada en la iglesia por predicadores legítimamente llamados, creemos que la precisa Palabra de Dios es proclamada y recibida por fe”. Una importante condición para llevar a cabo una verdadera predicación es la proclamación fiel del mensaje de la Escritura. La predicación no es la simple repetición del mensaje bíblico, sino que debe ser actualizado. Una verdadera predicación debe explicar el mensaje de la Escritura a las personas, teniendo en cuenta sus contextos. El mensaje bíblico puede no ser adaptado a la situación actual, pero debe ser “acomodado” (Calvino) a la situación. Así como en Cristo Dios descendió y se hizo carne (ver Encarnación), así en la prédica de la Palabra, el Espíritu Santo alcanza a las personas en sus situaciones. El predicador, por lo tanto, debe saber interpretar la Escritura para su congregación, a fin de que la Palabra viviente de Dios en la actualidad, sea escuchada. ~ K. Runia. “Theology of Preaching.” The New Dictionary of Theology . S. B. Ferguson, ed. (electronic ed.). Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2000. pág. 527-28.

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