Currículo Pilar Fundamental, Edición Oficial de Certificación - Guía del mentor (Spanish Cornerstone Mentor's Guide)
NOTAS DEL MENTOR / 167
Por ser parte del pueblo de Dios heredamos sus promesas, pactos y advertencias. En tiempos del NT, algunas de las enseñanzas de Jesús y sus seguidores fueron escritas para el beneficio no sólo de los lectores originales sino también de las siguientes generaciones del pueblo de Dios. Todas esas palabras son preservadas, o escrituradas, para el pueblo de Dios de los últimos días, es decir, todos aquellos que recibieron al Señor en su primera venida de Jesús hasta el día de su retorno. Así como los actos salvadores de Dios están completos, también lo está la revelación verbal que los explica. Predica la Palabra. El llamado a predicar la palabra se escucha en forma diferente a lo largo de la Biblia. Abraham como profeta enseñaba a su familia, mientras Moisés el profeta hablaba, escribía y leía las palabras de Dios para Su pueblo. Los sacerdotes del antiguo pacto tenían que servir en la enseñanza de la ley dada por Moisés, y los profetas aplicaban la ley a sus propias generaciones. Hombres y mujeres sabios enseñaban a otros el camino de la sabiduría; los discípulos de Cristo predicaban el Reino de Dios; apóstoles, pastores y maestros hablaban la verdad a fin de llevar a la gente a la fe en Cristo y hacer que maduren aquellos que ya lo habían recibido. La gran necesidad de la iglesia pos-apostólica es de maestros que enseñen la verdad y refuten el error. Los creyentes comunes tienen la responsabilidad de desafiar a otros con la palabra de Dios (1 Tes. 4:18); a fin de que “la palabra de Cristo” more en abundancia entre ellos (Col. 3:16) y esa mutua contención es el remedio de Dios para el pecado (Heb. 3:13). No es entonces sorprendente que Pablo instruya a Timoteo a que predique la Palabra (2 Tim. 4:2).
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M i n i s t e r i o C r i s t i ano
~ P. J. H. Adam. “Preaching and Biblical Theology.” The New Dictionary of Biblical Theology . T. D. Alexander, ed. (electronic ed.). Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2001.
Desafíe a sus alumnos a tomar una seria responsabilidad en este gran privilegio de predicar la Palabra del Dios con viviente claridad, osadía y sin error. Esta es su tarea, su privilegio y su responsabilidad sin desviarse.
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