Dios el Espiritu Santo, Libro de Notas del Estudiante, SW14
D I O S E L E S P Í R I T U S A N T O
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A P É N D I C E 1 4 San Basilio, El Credo Niceno y la doctrina del Espíritu Santo Rev. Terry G. Cornett
El Credo Niceno original salió de la primera reunión mundial de líderes cristianos en Nicea en Bitinia (lo que ahora es Isnik, Turkía) en el año 325. Fue convocado para tratar con una herejía llamada Arrianismo, la cual negaba que Jesús fuera Dios y enseñaba que Él era el ser creado más grande. El concilio en Nicea condenó el Arrianismo, y forjó un lenguaje que los obispos podían usar para enseñar en sus iglesias quién era Jesús realmente. Poco más de 50 años después, sin embargo, la Iglesia enfrentó nuevos desafíos. Una versión modificada de la herejía de Arrio había regresado; Macedonio, un teólogo Arriano había sido electo como Obispo de Constantinopla en el 341. Un nuevo problema había emergido: algunos obispos cristianos habían empezado a enseñar que el Espíritu Santo no era Dios. Macedonio eventualmente llegó a ser el líder de la secta pneumatómica, y la teoría que la caracterizaba era que el Espíritu Santo no era Dios sino un ser creado similar a los ángeles. Ellos enseñaban que el Espíritu Santo estaba subordinado al Padre y al Hijo, funcionando como su sirviente. Basilio 1 fue uno de los teólogos antiguos claves que comunicaban y defendían la doctrina bíblica del Espíritu Santo contra estas herejías. Basilio fue obispo de Cesarea el cual vivió en el siglo cuarto D.C. Él escribió De Spiritu Sancto (“Sobre el Espíritu Santo”) en el 374 apenas unos años antes de su muerte en el 379. Este libro defiende la creencia que el Espíritu Santo es Dios. Basilio trabajó sin descanso para ver que un nuevo concilio de la Iglesia fuera convocado para afirmar esta doctrina y establecer que se enseñara en las iglesias. En el 381, poco después de la muerte de Basilio, un concilio de 150 obispos de la iglesia del Oriente se reunieron in Constantinopla (hoy día Estambul, Turquía). Este concilio reafirmó el hecho de que Jesús era plenamente Dios y después dirigió la atención a la pregunta sobre Espíritu Santo, la cual el concilio Niceno había dejado intacta. (El Credo Niceno original leía sencillamente, “Creemos en el Espíritu Santo”). En base a los escritos de Basilio, el concilió hizo que esta sencilla declaración llegara a ser un párrafo que explicaba más plenamente la persona y la obra del Espíritu Santo.
1 Basilio nació en el 329, en la región de Pontus (Turquía hoy día), en una familia rica y notable. Su abuelo, su padre, su madre, su hermana y sus dos hermanos menores fueron todos nombrados a la larga como santos por la Iglesia. Él recibió una educación sobresaliente en escuelas en Cesarea, Constantinopla, y Atenas. Después de su educación, Basilio vino a ser el primer monje en Pontus, después presbítero (una posición pastoral) en Cesarea (donde él a la larga llegó a ser obispo) y se convirtió también en un teólogo vigoroso). En estos papeles, él desarrolló una reputación de integridad personal y gran compasión. Aún como obispo era dueño de sólo una prenda de vestir interior y exterior, y no comía carne en su mesa. Vivió sencillamente, trató su cuerpo con distribución a los pobres. Por su integridad personal sus muchos oponentes teológicos a través de los años tuvieron dificultad en encontrar algo malo para acusarlo. dureza, y se involucró personalmente en la
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