Dios el Espiritu Santo, Libro de Notas del Estudiante, SW14

D I O S E L E S P Í R I T U S A N T O

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Atender la Palabra profética

Devocional

Lea 2 Pedro 1.16-21 . El apóstol Pedro estaba firmemente convencido que lo que él había visto y oído en el Monte de la Transfiguración era el cumplimiento del testimonio profético sobre Cristo en las Escrituras del Antiguo Testamento. Para Pedro, las palabras en las Escrituras hebreas provenían directamente del Espíritu de Dios. Él dice que los profetas que escribieron las Escrituras fueron “guiados por el Espíritu Santo” (La palabra traducida como “guiados” es la misma palabra griega utilizada en Hechos 27.17 para describir un barco impulsado por el viento y sus velas). En el entendimiento de Pedro, el Espíritu Santo guió a los profetas de la misma manera que el viento guía un barco. El antiguo teólogo cristiano Atenágoras, captó la misma idea que “ . . . [los profetas] hablaron estas cosas en las cuales ellos fueron inspirados. El Espíritu operó a través de ellos de la misma manera que un flautista sopla su flauta”. Como personas que hemos puesto nuestra fe en Cristo, creemos firmemente que el Espíritu Santo, habló verdaderamente a través de los profetas. Creemos encontrar en las Escrituras verdades que no fueron originadas por las ideas humanas, sino que provinieron de la mente de Dios. La palabra profética es, como dice Pedro, “una antorcha que alumbra en lugar oscuro” y debemos prestar absoluta atención a esto. Ciertamente creemos que cada parte del estudio de teología en el cual estamos comprometidos debe ser únicamente un intento de brindar nuestra plena atención a la Palabra de Dios, la cual ha sido exhalada por Su Espíritu. Al iniciar nuestra lección, pidámosle a Dios el Espíritu Santo que ilumine nuestras mentes, para que no sólo escuchemos, sino que comprendamos plenamente las verdades de la palabra profética de Dios. Oremos juntamente con el salmista, “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Salmos 119.18). Después de recitar y/o cantar El Credo Niceno (situado en el apéndice), haga la siguiente oración: Dios Todopoderoso, ante ti todos los corazones están abiertos, todos los deseos son conocidos, y de ti no se esconde ningún secreto: Limpia los pensamientos de nuestro corazón a través de la inspiración de tu Espíritu Santo, para que te amemos perfectamente, y dignamente magnifiquemos tu santo nombre; por medio de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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El Credo Niceno y oración

~ The Book of Common Prayer . New York, NY: The Church Hymnal Corporation, 1979. p. 355.

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