Dios el Espiritu Santo, Libro de Notas del Estudiante, SW14

D I O S E L E S P Í R I T U S A N T O

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(3) El Espíritu Santo mora dentro de la persona y lo capacita para obedecer a Dios, Ez. 36.27. (4) La iluminación dada por el Espíritu Santo debe venir a la persona antes que pueda responderle a Dios en arrepentimiento y fe. (a) La persona natural no puede “percibir las cosas de Dios” sin la ayuda del Espíritu Santo, Juan 15.26; 1 Co. 2.14. (b) A lo largo de sus escritos, Pablo es claro al declarar la Palabra de Dios a la gente; él no está hablando a una audiencia neutral. El está consciente que el pecado ha afectado dramáticamente la habilidad de los seres humanos para ver y aceptar la verdad. Como dice Pablo, “tienen un velo sobre sus corazones” (2 Co. 3.14-15), “han sido cegados por el dios de este mundo” (2 Co. 4.4), “tienen oídos que no oyen” (Ro. 11.8), “están en esclavitud por el pecado” (Ro. 3.9, Ro. 6.17; Ef. 5.8), y son “cautivos por los poderes espirituales que gobiernan el dominio de las tinieblas” (Ef. 6.12, Col. 1.13). Para Pablo, es tonto creer que sólo por el hecho que se hable la verdad, la gente escuchará, entenderá y creerá. El arrepentimiento sólo puede venir a través de la obra del Espíritu Santo. (c) Nadie puede decir verdaderamente “Jesús es Señor” sino por obra del Espíritu Santo, 1 Co. 12.3. (d) El arrepentimiento es un don de gracia, no una consecuencia del esfuerzo humano. “Una palabra más sobre el arrepentimiento: es un don de Dios…El arrepentimiento, en efecto, no es hacer una penitencia por la cual podamos esperar restaurar nuestra relación con Dios. Podremos estar por siempre agradecidos que ese no es el caso, porque nunca estaríamos seguros de haber hecho lo suficiente. El arrepentimiento, más bien brota de la obra de gracia de Dios en Cristo Jesús, por lo cual nuestros ojos son alumbrados, nuestros corazones convencidos, y nuestra voluntad puede apartarse del pecado y las ataduras para dirigirse hacia la vida eterna y la libertad. ¡Gracias sean dadas a Dios!”

El teólogo del segundo siglo, Clemente de

Alejandría describió la obra del Espíritu Santo como un imán que atrae a los hombres hacia Dios.

2

[El Arrepentimiento] es en un sentido muy real, un milagro moral, un don de gracia. ~ Roy Kearsley. New Dictionary of Theology . p. 581.

~ J. Rodman Williams. Renewal Theology , Vol. 2. p. 49.

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