Dios el Padre, Guia del Mentor, MG06

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D I O S E L P A D R E

sobre el mundo, lo cual se denomina “el gran día del Señor (comp. Sof. 1.14-15; Is. 13.9). En el Nuevo Testamento, Jesús reafirma la perspectiva de Dios el Padre Todopoderoso derramando su ira sobre aquellos que rechazan su voluntad (comp. Lucas 16.19-31). Las consecuencias de rechazar el conocimiento de Dios son terribles y drásticas (Lucas 13.3, 5; Juan 15.1-11; Mt. 3.7). La Fe en Jesucristo aleja al creyente de la segura y cierta perspectiva de sufrir la ira de Dios, que es para aquellos que rechazan Su oferta (1 Ts. 1.10; Ro. 1.18-32; Ef. 2.2). La única manera de entender la bondad y severidad de Dios es considerándolas en conjunto. En otras palabras, cualquier intento de describir o ilustrar a Dios como uno o el otro es un tipo de pensamiento dialéctico que la Biblia misma rechaza. En el primer segmento vamos a explorar la bondad de Dios, y en el próximo vamos a contemplar la ira de Dios. Si hubiera alguna confusión o tensión en nuestro estudio, seguramente se deba a nuestra incapacidad de comprender estas cosas simultáneamente , y no en la demostración actual de las perfecciones de Dios como nuestro Dios y rey. Por favor, note nuevamente el énfasis de estas ideas en los objetivos que están enlistados aquí. Procure entender estos conceptos y verdades lo mejor que pueda para estar en una mejor posición para enfatizarlos al dirigir las discusiones con los estudiantes. Parece haber un problema en aquellos que estudian los atributos de Dios, que tienden a infectar prácticamente a cada exégeta de la Escritura, a menos que se tenga muchísimo cuidado. ¿Cuál es? La mayoría de intérpretes de los atributos de Dios tienden a enfatizar un atributo excluyendo o subestimando otro. Esta clase de estudio va de la mano con la idea de mirar el carácter infinitamente hermoso de Dios como elementos o como partes . Si bien por medio del estudio y el análisis podemos hablar de los atributos de Dios como una lista o colección de perfecciones, la verdad es que Dios no puede ser dividido en elementos. Cuando Dios actúa, lo hace en unidad con sus propias perfecciones y sin confusión o conflicto entre y en medio de sus propias cualidades. Su ser es como la ropa sin costuras de nuestro Señor; no hay partes, secciones, elementos, o divisiones en su carácter. Cuando Dios obra, sus obras están en perfecta armonía con su voluntad y su ser. Él es el Señor.

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