El Antiguo Testamento Testifica de Cristo y Su Reino, Guia del Mentor, MG09
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E L A N T I G U O T E S T A M E N T O T E S T I F I C A D E C R I S T O Y S U R E I N O
Is. 65.1 - Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. Is. 49.6 - . . . dice: “Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra”. Éstos y muchos otros textos del AT revelan la imagen profética de Dios con respecto al Salvador y Redentor del mundo entero. Lo más significativo de esta lección es la exactitud y certidumbre de los testigos proféticos del AT hasta la venida del Señor ungido, el Mesías, así como la revelación del misterio divino que el plan redentor de Dios incluyó la redención de los gentiles . Los objetivos de esta lección perfeccionan el enfoque dual de la profecía mesiánica del AT, la venida del Mesías, y la revelación más profunda del pacto abrahámico de incluir a todos los pueblos en la salvación. Como de costumbre, su responsabilidad como mentor es enfatizar estos conceptos, sobre todo durante las discusiones e interacciones con los estudiantes. Entre más destaque los objetivos a lo largo del período de clase, mejores serán las posibilidades de que entiendan y capten la magnitud de estos objetivos. Este estudio se concentra en el mensaje profético con respecto a la inclusión de los gentiles en la salvación de Dios. La expresión “los gentiles”, traducido así en la Versión Reina Valera, se encuentra aproximadamente en 30 versículos, aunque se mencionan con mucha más frecuencia con las palabras “pagano” y “nación”. El significado de estas palabras por lo general es gente no judía o israelita, o naciones no judías. En el NT, los gentiles eran más diferenciados de los judíos que en el AT, tanto en la relación social como en el estado espiritual. No hay pruebas en la Biblia, como algunos han acusado, de que el Antiguo Testamento odiaba y despreciaba a los gentiles; esto no es cierto. La perspectiva del AT comúnmente veía a los no israelitas como aquellos que no pertenecían al linaje de Abraham, pero no como infrahumanos o despreciados por esto; Dios les mandó por medio de la Ley ser hospitalarios con los forasteros gentiles en su medio (Dt. 10.19), y ser abiertos y amables con ellos ya que también los judíos habían sido forasteros en Egipto (Éx. 23.9).
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