El Ministerio Facultativo, Guia del Mentor, MG15

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E L M I N I S T E R I O F A C U L T A T I V O

con el propósito de acercarnos a la audiencia y al mismo tiempo, capacitar a través del consejo de Dios en los distintos lugares de la ciudad? ¿Es posible atender a uno sin dejar de atender al otro?

Nada tan exitoso como el éxito --¿o no?

A través de un puñado de predicadores populares y sus congregaciones, muchas iglesias están ofreciendo a otras que sigan sus ejemplos en lo que respecta a un avance exitoso. El estándar del éxito es claro y sencillo: edificios grandes y profesionales, un personal maravilloso que va en aumento, una base financiera sólida, cada vez más gente asiste a la iglesia, y una mayor influencia en el mundo secular, juntamente con el amar a Dios y a los demás, tener una sólida obra misionera y un crecimiento constante. Movidos por las señales externas del éxito, muchos predicadores se disponen más a “aprender de los mejores”, generando que una vasta multitud de predicadores estén adaptando sus métodos para seguir los pasos de estas exitosas iglesias. Lo más importante en estos nuevos métodos es prestar atención a la cultura y darle lugar en nuestra predicación y presentación. Si bien estamos agradecidos por las señales externas de éxito en lo referente a los números, tamaño e influencia, debemos estar abiertos a una crítica sobre el significado del éxito en el ministerio de la predicación. ¿Cómo medimos el éxito en la proclamación de la Palabra? ¿Una fiel declaración de la Palabra conduce siempre al éxito (independencia financiera, crecimiento en términos de edificios, etc.)? ¿Cómo sabemos si hemos tenido éxito como predicadores de la Palabra de Dios? Un creciente número de eruditos homiléticos buscan explorar la relación entre la predicación de la Palabra de Dios y la dramatización de un actor. No pretenden con esto ser algo que realmente no son, sino que están interesados en explorar las conexiones entre la predicación como una presentación donde el oyente y el predicador se encuentran entre sí, no en términos de una seca presentación de bosquejos aburridos, sino en una relación viva donde la Palabra hablada del predicador se transforma en un evento donde Dios establece contacto con la audiencia a través del emisor. Seguramente, como la unidad de la Biblia se basa en la historia de Dios, la cual culmina en Jesucristo, puede haber lugar para que entendamos cómo es que la Biblia puede verse como el drama de Dios, y el predicador y la congregación son parte de pieza teatral de Dios. ¿Qué tan importante o errado cree que es este énfasis en la predica como una actuación del drama de Dios para las iglesias La prédica como una actuación. ¿Acaso tomamos el drama de Dios con demasiada seriedad?

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