El Ministerio Facultativo, Libro De Notas Del Estudiante, SW15
4 6 /
E L M I N I S T E R I O F A C U L T A T I V O
En la iglesia de hoy debemos cuidar la sensibilidad del pueblo
En la actualidad, muchos predicadores dudan grandemente sobre lo que deben decir desde el púlpito por temor a la respuesta que podría provocar en la audiencia. Todos los miembros de una iglesia contendían acerca de la relación que mantenía la iglesia con el Estado. Las banderas de la nación adornaban el santuario de la iglesia, los feriados nacionales eran recordados y celebrados y los miembros del servicio de la armada eran honrados y ensalzados. Ciertos miembros de la iglesia, basándose en los muchos textos del NT acerca de la separación de la iglesia del sistema del mundo, creían que la aceptación total por parte de la iglesia de todo lo que fuera nacional, comprometía la identidad espiritual y el compromiso de la misma. El conflicto cada día era más tenso, hasta que en una de las reuniones de ancianos, el asunto llegó a tal grado que la iglesia buscó la manera de reflexionar cuidadosamente acerca de sus implicaciones. El pastor era absolutamente competente como para enseñar lo que él creía que las Escrituras mostraban en relación a este tema tan controversial, pero dudó en predicar sobre el mismo, por temor a provocar división en la iglesia. Él quería cuidar la sensibilidad de los miembros de la iglesia y a la vez, ayudarles a entender la visión que la Biblia tiene sobre la relación de la misma con el mundo. ¿Qué le aconsejaría hacer a este predicador? Una iglesia sana y en crecimiento (estable y paulatino), era liderada por un pastor apasionado por su tarea. Sin duda alguna, él poseía el don de pastor/maestro, especialmente en su habilidad de ayudar a las personas a atravesar situaciones difíciles, guiándolos hacia la voluntad de Dios a través de un asesoramiento amoroso. Aunque era profundamente amado y respetado por la congregación, a causa de su profunda espiritualidad y apertura hacia el Señor y hacia los demás, muchos se quejaban de sus prédicas. Él no era ni vivaz ni estimulante; algunos de los miembros consideraban sus sermones como simples y entendían que los visitantes, los cuales se sentían muy a gusto con la iglesia, encontraban la prédica “dura de escuchar”. Algunos en la iglesia estaban convencidos de que el pastor debía ser retirado de su ministerio de “expositor principal” (palabra usada para predicador), pero que debía seguir siendo parte del grupo pastoral. ¿Cree que es necesario que un pastor sea vigoroso y estimulante al predicar? Explique cuidadosamente su respuesta. Necesitamos un mejor predicador
1
Made with FlippingBook flipbook maker