El Reino de Dios, Guia del Mentor, MG02

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E L R E I N O D E D I O S

entender la cualidad de la tribulación que ocurrirá en el tiempo del fin, y se puede diferenciar de la presente y familiar tribulación que los discípulos de Jesús soportan mientras que viven en el mundo (ej. Juan 16.33). El término se refiere a una clase de teología taquigráfica, un resumen conciso y poderoso de una experiencia cósmica horrible, global, y un tiempo único de una experiencia de caos mundial, juicio, y problemas la cual será el precursor histórico primario de la parousia , la gloriosa y poderosa revelación de Jesucristo viniendo de vuelta a la tierra en gran gloria. La gran tribulación es referida a sucesos paralelos, lo cual se refiere al mismo evento usando diferentes términos, así como en Marcos 13.19 donde el evento se le llama “tribulación”, en Lucas 21.23 el cual se refiere a los sucesos asociados con la gran tribulación se le llama “gran calamidad” y en Apocalipsis 3.10 como la “hora de la prueba” la cual probará todas las naciones. El corazón de la discusión de la tribulación depende de la naturaleza del envolvimiento de la Iglesia en este horrible tiempo no repetido de juicio y tribulación. ¿Pasará la Iglesia por este tiempo, y después será rescatada (el punto de vista de los post-tribulacionistas), será rescatada antes de que los horribles juicios comiencen (el punto de vista de los pretribulacionistas), o su liberación tomará lugar en medio del período (punto de vista de los med-tribulacionistas). A pesar de las ideas que uno sostenga, nosotros que creemos y conocemos que Dios es una fortaleza en el día de la prueba (Nah. 1.7), aquel que conoce al que confía en él y sabe cómo rescatar a los suyos del fuego y la inundación (Isaías 43.1-2). El juicio final es una parte integral de la consumación del Reino, y se da mucho testimonio, en ambos el Antiguo y Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, los textos parecen enfocarse en el tratamiento profético del día de Yahweh, cuando el Todopoderoso tendrá que tratar con todas las maldades que los seres humanos han hecho por medio de las cuales han destruido su creación. En ese día imponente y lleno de emoción, el Señor llevará a su fin todas las formas de rebelión que han caracterizado a la humanidad desde la caída. Esto incluye nuestro orgullo (Isaías 2.12-17), la adoración de otros dioses y las prácticas paganas (Isaías 2.18-20; Sofonías 1.8), toda forma de violencia humana y fraude (Sofonías 1.9), indiferencia espiritual y complacencia (Sofonías 1.12), y todo lo que nos permite ser llamados transgresores y pecadores (Isaías 13.9). El día del Señor es de alcance universal, tratando con los gentiles y el pueblo del pacto (comparar con, Amós 1.2; 9.1-4; Joel 3.2; Mal. 3.2-5), los cuales todos serán limpiados y purificados

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