Fundamentos de Liderazgo Cristiano, Guia del Mentor, MG07

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F U N D A M E N T O S D E L I D E R A Z G O C R I S T I A N O

En lugar de regañarlos, Jesús se sienta, llama a los doce y les enseña la esencia de la grandeza del Reino. “Cualquiera que quiera ser el primero, debe de ser último y el siervo de todos”. Este principio de la grandeza a través del servicio, de llegar a ser el primero siendo el último y el siervo de todos, marca cada dimensión de la vida de nuestro Señor. Desde su nacimiento, su adolescencia y su adultez, en cada fase de su vida y ministerio, nuestro Señor demostró la verdad de este principio dinámico. En un sentido, Él llama a sus discípulos a imitar su propia vida, y a personificar en sus carácteres y prácticas la misma humildad que caracterizó su propio trato. La grandeza no consiste en comparar nuestras habilidades, importancia, recursos, logros y talentos con los de otros. La grandeza, según la definición de Cristo, está disponible a cualquiera que esté dispuesto a llegar a ser el último, a llegar a ser el siervo de todos. Y para mostrar la imagen concreta de esta humildad, Jesús toma a un niño y lo pone en medio de los apóstoles, y tomando a un niño en sus brazos , lo cual da la sensación de la humildad requerida. “El que reciba en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió”. Esto vincula la humildad que se expresa en la persona más humilde con el mismo Rey. Verdaderamente, nuestro Mesías no puede ser hallado o recibido de otra forma que no sea por medio de la humildad. La humildad es la única puerta para recibirle. ¿Hasta qué punto su vida y ministerio reflejan la sabiduría y revelación que Jesús le dio a sus discípulos ese día? ¿Ha encarnado en su vida la realidad que para ser el primero debe ser el último, el siervo de todos? Ésta es la revelación de Dios, y es una norma para el liderazgo. Sin humildad y modestia, sin servicio y sumisión, no puede haber liderazgo, sin madurez, no hay representación de Cristo. Éste es precisamente el por qué hay muy pocos líderes cristianos honestos. Muchos (si no la mayoría) no desean humillarse para luego ser exaltados. Comprométase de nuevo a esta redefinición básica pero revolucionaria de lo que significa ser grande. “Cualquiera que quiera ser el primero, debe ser último y el siervo de todos”. ¿Quisiera ser el primero también?

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