Fundamentos de Liderazgo Cristiano, Guia del Mentor, MG07
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F U N D A M E N T O S D E L I D E R A Z G O C R I S T I A N O
es asalariado, y no le importan las ovejas. [14] Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, [15] así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. [16] También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. [17] Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. [18] Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. Jesús uso metáforas e imágenes reales para comunicar el significado del cuidado de su pueblo, y una de las más queridas es la imagen del pastor. Él se llamó a sí mismo “Buen Pastor”, el que, en obediencia al mandamiento de su Padre, alegremente dio su vida por sus ovejas, su compañía redimida. A través de cada dimensión de su vida y ministerio, nuestro Señor se destaca como el que ofrece cuidado a aquellos en necesidad, sea cual sea su posición o situación. Ya fuera ocupando su tiempo en un diálogo con uno de los gobernadores en Israel (Nicodemo) u ofreciendo su amistad a una samaritana solitaria y desdeñada, nuestro Señor dejó claras evidencias de su cuidadoso corazón, de la naturaleza de un verdadero cuidado pastoral. Él nunca fue contumaz ni intolerante, y nunca pareció regañar ni menospreciar a los individuos que encontró y cuidó. Encontró a cada individuo particular en el momento y en el punto de su necesidad específica. En todos los ejemplos representativos de su rico ministerio según el NT, nuestro Señor respetó la dignidad y el valor de cada uno, del niño, la mujer, o el hombre. Nuestro Señor no creyó que “a todos les calza el mismo talle” en términos de cuidar a las personas que encontraba en su ministerio. Sino que tenía cuidado de honrar la individualidad y singularidad de cada persona, y ofrecía una respuesta particular según la necesidad, la carencia o la carga de la persona. Esta clase de cuidado específico, detallado, y contextualizado es el corazón y el alma del ministerio pastoral, y es también la razón por la cual el arte de pastorear es tan poco practicado hoy. En un momento en el cual muchos pastores imaginan que su rol como pastor principal (titular) es el de un ejecutivo religioso que no se “mancha las manos” con los detalles de las vidas de las personas, necesitamos desesperadamente una nueva (o más bien una vieja) clase del liderazgo pastoral. Existe una gran necesidad de descubrir de nuevo la naturaleza del cuidado bíblico, una clase de ministerio que está enfocado en atender las necesidades de los individuos, las familias en particular, y los vecindarios y comunidades específicos. Mire nuevamente el remarcable cuidado que nuestro Señor le brindó a individuos específicos --la viuda de Naín, el ciego Bartimeo, Zaqueo el publicano, y el endemoniado de Gadara. En cada caso es el mismo Señor amoroso y consolador, pero también en cada
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