Fundamentos para las Misiones Cristianas, Guia del Mentor, MG04
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F U N D A M E N T O S P A R A L A S M I S I O N E S C R I S T I A N A S
Ciertamente, la única manera de llegar a la materia de la misión es a través de los motivos: Dios es el novio que está atrayendo hacia Él a un pueblo que será su esposa y co-regente por las edades sin fin, y Dios es un guerrero que de una vez para siempre derrotará al diablo, a la muerte, y a los efectos de la maldición para introducir un nuevo reino de justicia y de paz. El motivo de la novia y el novio es prominente tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. En las Escrituras, la relación matrimonial se usa con frecuencia para aclarar la relación de Dios con su pueblo. En Oseas, a Israel se le presenta como la infiel esposa de Yahweh, a quien Él está determinado a restaurar a una plenitud de amor y fidelidad en el Reino futuro. Esta misma visión se usa para establecer la profunda intimidad y afecto entre Cristo y la Iglesia en el Nuevo Testamento, con la excepción que el Señor mismo por medio de influencia directa y el ministerio apostólico, está preparando a la Iglesia como una novia virgen que espera la venida de su novio celestial (2 Cor. 11.2). Juan el Bautista es el “amigo del novio” (es decir, del Señor, lo cual es una analogía del “invitado de honor” en una boda en la actualidad); y él fue quien preparó el camino del Señor (comp. Juan 3.29). Jesús mencionó esta imaginería matrimonial en sus enseñanzas acerca del reino (comp. Mat. 22.1–14; 25.1–13), que fue usada en toda la instrucción apostólica y visión profética (2 Cor. 11.2; Efe. 5.22–24; Ap. 21.2, 9; 22.17). Asimismo, el Señor como el guerrero divino es quien viene a aplastar la cabeza de la serpiente, como se menciona en el protoevangelium en Génesis 3.15. Cada dimensión de la vida y ministerio de Cristo puede entenderse bajo el marco de Él actuando como el divino Hijo del Hombre a quien se le encargó la tarea de derrotar a los enemigos de Dios e introducir el reino de Dios con gozo y poder. Por ejemplo, Leland Ryken resume la Cristología de Pablo en los términos siguientes, usando el motivo del guerrero divino como el principio fundamental para comprenderlo: De este modo, Pablo después pudo mirar hacia la muerte, resurrección y ascensión de Cristo Jesús a la luz de la imaginería del guerrero divino. Por ejemplo, en Colosenses 2.13–15 él culmina su argumento con lenguaje de un guerrero divino: “y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Col. 2.15). En Efesios 4.8 él cita un himno de un guerrero del AT (Sal. 68) y así presenta la ascensión como una marcha triunfal: “Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres”. El tema del guerrero
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