Fundamentos para las Misiones Cristianas, Guia del Mentor, MG04
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F U N D A M E N T O S P A R A L A S M I S I O N E S C R I S T I A N A S
• Probar con las Escrituras cómo el prometido gobierno de Dios ha sido inaugurado por medio de la persona y obra de Cristo Jesús, quien es Aquel descendiente de la línea Davídica que restauraría el reino de Dios. En Él y por medio de su nacimiento, de sus enseñanzas, milagros, exorcismos, obras, muerte y resurrección, el Reino de Dios está aquí ahora, ya presente en la vida de la Iglesia. • Explicar la dimensión “ya/todavía no” del Reino de Dios; aunque el Reino de Dios ya ha venido como cumplimiento de la promesa mesiánica en la persona de Jesús, el Reino será consumado en la Segunda Venida, cuando ocurrirá su plena y final manifestación. La Iglesia es tanto una señal y el anticipo inicial del Reino presente hoy, quien como su agente y alguacil está autorizada a proclamar y demostrar la victoria de Cristo sobre Satanás y la maldición. • Mencionar las principales implicaciones del motivo de La misión como la guerra de las esferas , incluyendo la reafirmación del gobierno de Dios actualmente sobre el universo en Cristo Jesús, Dios como el guerrero cósmico que por medio de su Ungido ha derrotado el poder del diablo y los efectos de la maldición, y ahora la misión por medio de este lente llega a ser la manifestación y proclamación del gobierno de Dios aquí y ahora. El hacer discípulos de entre las naciones es avanzar el reino de Dios al testificar de su venida en la persona de Jesús de Nazaret.
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Devocional
El romance divino
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Ef. 5.25-32 - Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, [26] para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, [27] a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. [28] Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. [29] Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, [30] porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. [31] Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. [32] Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.
Una de las grandes maravillas de las Escrituras es lo profundo de sus misterios que están entremezclados en las vidas y experiencias de sus personajes. En un sentido, esta cualidad
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