Fundamentos para las Misiones Cristianas, Guia del Mentor, MG04
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F U N D A M E N T O S P A R A L A S M I S I O N E S C R I S T I A N A S
Como creyentes se nos ha hecho parte del gran misterio de la esperanza de compartir la eternidad y el Reino con nuestro novio, quien también es nuestro Salvador y Señor, el Señor Jesucristo. La manera mediante la cual llegamos a reconocer nuestra conexión con Él no es aparte de la Iglesia, sino más bien, como una parte de ella, como un miembro de la Iglesia de Dios en Jesús. Desafortunadamente, algunas personas nunca van a la iglesia excepto para su bautismo, su boda y su funeral, o, como alguien diría, cuando ellos son mojados, emparejados, y despachados . En mi mente, ningún cristiano informado y bíblico puede reclamar intimidad con Dios y negar e ignorar la Iglesia; tal persona está confundida, a lo menos y tal vez no sea cristiano, que sería lo peor. Ser cristiano es ser miembro de la novia de Cristo, y ser una parte del romance divino. En un sentido, el “dos siendo uno” ocurrirá en la consumación de todas las cosas en la Segunda Venida, pero la Iglesia conoce esta unidad e intimidad ahora, hoy. En verdad, la Iglesia está absolutamente conectada e integrada en y con la persona de Jesús de Nazaret: gozamos de identificación y asociación total con Cristo. Hemos sido “hechos uno en Cristo” (1 Co. 6.15-17), fuimos bautizados en Él (1 Co. 12.13), y morimos con Él en su muerte en la cruz (Ro. 6.3-4). Aún más, fuimos sepultados con Él por el bautismo de su muerte (Ro. 6.3-4), y fuimos levantados con Él en la resurrección (Ef. 2.4-7). Ascendimos con Él (Ef. 2.6), estamos sentados con Él en lugares celestiales (Ef. 2.6), y sufrimos con Él en esta vida al servirle a Él (Ro. 8.17-18). Pronto, seremos glorificados con Él (Ro. 8.17), seremos resucitados en Él (1 Co. 15.48-49), y seremos hechos como Él cuando lo veamos en su aparición (1 Jn 3.2). Entonces, heredaremos todas las cosas con Él como coherederos con Él (Ro. 8.17), y para siempre reinaremos con Él como sus co-regentes en el nuevo orden (Ap. 3.21). Qué misterio tan extraordinario, ciertamente, para que los “dos lleguen a ser una carne”. Tome su lugar como un creyente en Cristo en compañía de honorables seres humanos que forman la única, santa, apostólica, Iglesia, la novia de Cristo, esa sagrada compañía que gobernará con Cristo en el Reino. Qué gran bendición ser parte del romance divino. El banquete ya casi está listo. Ap. 19.6-8 - Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! [7] Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. [8] Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
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¿Se ha preparado? ¿Estará usted allí?
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