Haciendo Justicia y Amando la Misericordia: Ministerios de Compasion, Libro de Notas del Estudiante, SW16
H A C I E N D O J U S T I C I A Y A M A N D O L A M I S E R I C O R D I A : M I N I S T E R I O S D E C O M P A S I Ó N
1 6 /
y no por el contrario, “devorarnos” unos a otros por medio de comparaciones, celos, odio y violencia. Mantener una relación íntima y amorosa con el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, significa ocuparnos de las demás personas, ya que Dios es amor. El que dice que conoce a Dios y no ama a sus hermanos, es un mentiroso (1 Juan 4.7-8). Todos aquellos que están sirviendo a Cristo en la ciudad, deben apropiarse de esta verdad en sus corazones. El crecimiento espiritual y el caminar con Dios siempre será expresado a través de específicos, particulares y sólidos actos de amor y misericordia hacia nuestros hermanos y hermanas, nuestros vecinos e incluso nuestros enemigos. ¿Somos guardas de nuestros hermanos? La respuesta es sí, si es que hemos sido redimidos por la sangre de Jesucristo. Apreciemos el comentario del apóstol Juan en lo referente a Caín y Abel: 1 Juan 3.11-15 - Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. [12] No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. [13] Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. [14] Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. [15] Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanentemente en él. Apropiémonos de este nuevo mandamiento de nuestro Señor: amarnos unos a otros. Definitivamente, somos guardas de nuestros hermanos. Después de recitar y/o cantar El Credo Niceno (ubicado en el apéndice), haga la siguiente oración: Dios Santo, tú confundes la sabiduría del mundo dando el Reino a los humildes y puros de corazón. Dános tal hambre y sed de justicia y perseverancia en luchar por la paz, que a través de nuestras palabras y hechos, el mundo pueda ver la promesa de tu Reino, revelado en nuestro Señor Jesucristo, quien vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un Dios, por siempre y para siempre. Amén.
1
El Credo Niceno y oración
~ Iglesia Presbiteriana (U.S.A.) e Iglesia Cumberlanda Presbiteriana. The Theology and Worship Ministry Unit. Book of Common Worship . Louisville, Ky.: Westminister/John Knox Press, 1993. p. 209
Made with FlippingBook - Online catalogs