Iglesia poco común (Uncommon Church, Spanish Edition)
EL PUEBLO DE DIOS
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reconocieron esto, cambiaron de lealtad. Considere Josué 2 y la historia de Rahab; lea la historia de Noemí y Rut en el libro de Rut; medite en el mensaje de Dios a los israelitas cautivos en Babilonia (Jeremías 29:4-7). A lo largo del Antiguo Testamento, el mensaje a los israelitas era claro: eran el pueblo de Dios. Vemos en esta breve mirada al Antiguo Testamento que la avenida principal que Dios usa para revelarse es el testimonio de su pueblo: los descendientes biológicos de Abraham, la nación de Israel. Parte de la responsabilidad de los israelitas era mostrar el carácter de Dios. Los no israelitas verían su comportamiento como un reflejo del verdadero Dios del universo. En el Nuevo Testamento, el testimonio se expande. El apóstol Pablo lo deja claro cuando les recuerda a los gálatas que ellos comenzaron su relación con Dios de la misma manera que Abraham lo hizo: por fe (Gálatas 3:6-9). La verdadera descendencia de Abraham son aquellos que tienen fe en su Dios, no aquellos que heredan su sangre. La redención de Cristo permite a todos disfrutar de la bendición de Abraham (v.14). La gente ya no necesita buscar israelitas y convertirse al judaísmo. Ese era el viejo paradigma. Ahora se nos dice que recibamos la promesa del Espíritu y que formemos comunidades de personas llenas del Espíritu: la iglesia. Estas comunidades son los principales vehículos para que las personas conozcan a Dios. El enfoque del Nuevo Testamento es una comunidad de personas que dan a conocer su presencia viviendo de manera diferente. Puede encontrar ejemplos de esto en todos los libros que Pablo escribió. Sus instrucciones sobre
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