La Busqueda del Pergrino
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Cristo Jesús” (1 Tes. 5:16-18). Observe cómo Pablo le dice a los Tesalonicenses que se regocijen siempre, oren sin cesar y den gracias en toda circunstancia. Cultivar esta actitud de oración puede permitirnos no sólo tener al Señor continuamente ante nosotros, sino también nos hace más fieles en mantener nuestras citas con el Señor en privado. Aparte tiempos regulares de oración para compartir con el Señor lo que hay en su corazón y sus necesidades. De mañana, de tarde y al mediodía parecen ser las veces que David se apartaba para orar al Señor (comp. Sal. 55:17: Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz). Reúnase con otros para tiempos cortos, intensos y enfocados de oración e intercesión, orando unos por otros y por las necesidades de la ciudad. Nunca subestime lo que puede hacer la oración al Señor, y cómo puede afectar e impactar las diversas situaciones y circunstancias con las que se encuentra en su vida y trabajo. Nunca olvide lo que Santiago dice sobre la oración: Santiago 4:2-3 – “Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. [3] Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. Recuerde sus palabras: “No tenéis lo que deseáis, porque no pedís”. ¡Nunca olvide pedir!
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