La Busqueda del Pergrino

PA RT E I I : A ND A NDO E N L A V I D A D I A R I A / 9 3

Por las prisiones y los prisioneros

Padre misericordioso, te pedimos que bendigas con tu especial cuidado todas las penitenciarías y hogares de refugio. Mira con piedad a los que se refugian en ellos. Guía y protege a aquellos que han vuelto al mundo. Dales verdadera contrición por sus pecados pasados. Fortalécelos en sus buenas decisiones. Ayúdales a avanzar de gracia en gracia, que por medio de la guía de tu Espíritu Santo ellos puedan perseverar en los caminos de la obediencia y la humildad, y en la lucha contra los malos pensamientos y deseos. Y a aquellos que se dedican a su enseñanza y formación, dales tu Espíritu Santo, para que tengan justo juicio; y que en profunda humildad y unidad de propósito, pureza de corazón y de vida, y un verdadero celo por tu gloria y la salvación de las almas, puedan trabajar por amor a ti. Dales fe y esperanza para sostenerlos en la decepción, amor y paciencia hacia aquellos a su cargo, y en tu tiempo corona su trabajo con una recompensa eterna. Te lo pedimos, te rogamos, por la causa de Cristo Jesús nuestro Señor. Amén. Señor Jesús, por nuestra causa fuiste condenado como un criminal: Visita nuestras cárceles y prisiones con compasión y juicio. Recuerda a todos los prisioneros, y mueve a los culpables al arrepentimiento y a rectificar su vida según tu voluntad, y dales esperanza para su futuro. Si algunos están presos injustamente, dales libertad, perdónanos y enséñanos a mejorar nuestra justicia. Recuerda a aquellos que trabajan en estas instituciones; mantenlos humanos y compasivos, y sálvalos de ser brutales o crueles. Y puesto que lo que hacemos por los encarcelados, oh Señor, lo hacemos también por ti, impúlsanos a mejorar su suerte. Todo esto te pedimos por causa de tu misericordia. Amén. Oh Señor Jesucristo, que predicaste a los espíritus encarcelados, y rompiendo las puertas de bronce, y los barrotes de hierro en pedazos, llevaste cautiva la cautividad; te suplicamos que tengas compasión de los que están en cautiverio o encarcelamiento, consuélalos en todas sus aflicciones, y así como sacaste a José del calabozo en Egipto, a Daniel del foso de los leones, y a Pedro de manos de Herodes, también te pedimos que liberes a los cautivos y los lleves a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Dios que vives y reinas, un mundo sin fin. ~ El libro de oración común. Pág. 826. ~ “Betesda: San Cipriano”. S. E. Fox. A Chain of Prayer across the Ages. (Una cadena de oración a través de las edades). Pág. 210.

~ The Priest’s Prayerbook (El libro de oraciones del sacerdote). Geffen. The Handbook of Public Prayer . (El Manual de la oración pública). Pág.138.

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