Listos para la siega
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hacemos en misión y justicia (desde nuestros campamentos, nuestras escuelas, nuestros negocios, clínicas médicas y dentales, nuestro trabajo en las cárceles y las cárceles, y lo más importante de todo, nuestros esfuerzos misioneros de plantar iglesias y liderazgo) contribuyen a este trabajo de empoderamiento. En lugar de meramente satisfacer necesidades o servir como patrones a los pobres, creemos que el Espíritu de Dios puede ganarlos, levantar líderes, capacitarlos para dirigir y liberarlos como obreros en sus propias comunidades como embajadores de Cristo. Más que receptores de cuidado, creemos que pueden recibir inversiones para ser líderes de servicio de Dios, transformadores de sus comunidades y colaboradores en el trabajo del Reino de Dios. En conclusión, si bien la frase “capacitar a los pobres urbanos” puede ser mal utilizada y mal aplicada, nosotros en World Impact abrazamos incondicionalmente la frase no sólo porque aclara la población objetivo de nuestra misión, sino también porque declara inequívocamente nuestro llamado profético a representar al compromiso inalterable de Dios con los más vulnerables y con menos recursos entre nosotros. Dejemos que el desafío de Jesús dado tantos siglos atrás para seguir siendo nuestro modelo y visión de ministerio hoy en día mientras buscamos cumplir la Gran Comisión entre los pobres urbanos del mundo: Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme.” Entonces los justos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” Respondiendo el Rey, les dirá: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. ~ Mateo 25:34-40 (RVR1995)
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