Manual de plantación de iglesias: PLANT
Sesión 1: Preparar • 25
D. Pastoree a su familia como la primera prioridad de su ministerio. No les dé a sus familias las migajas que sobran y no las trate como obstáculos para su ministerio. Esté presente y disponible para disfrutar de su vida familiar e invertir en sus vidas (1 Tim. 3:2-5, 12; Prov. 3:1-8; Ef. 6:4; Col. 3:18-21). E. Establezca ritmos estacionales de descanso y un patrón sabático. Dedique tiempo intencionalmente a descansar, orar y luego volver a involucrarse en el trabajo del ministerio. Al retirarnos de nuestro trabajo, confiamos en Dios y reorientamos nuestros corazones y mentes hacia Él (Gén. 2:1-3; Ecl. 3:1-8; Heb. 4:6-10; Mar. 6:40-47). F. Manténgase conectado a la vid para que de fruto. Si descuidamos el tiempo que dedicamos a la oración y a la Palabra, comenzaremos a ministrar desde una copa vacía. Debemos ministrar a otros desde el desbordamiento que Dios ha realizado en nuestros propios corazones (Sal. 1:1-4; Juan 15:1-5). III. Sanación de heridas y pérdidas relacionales A. Afronte el duelo y tómese el tiempo para procesar su dolor con Dios y con los demás. En el ministerio existe la tentación de simplemente pasar a la siguiente temporada ajetreada. Asegúrese de dar tiempo para procesar y lamentar las circunstancias y experiencias difíciles (2 Cor. 7:6-7; Is. 38:14; Rom. 12:15). B. Evite el aislamiento y rodéese de personas de confianza que se preocupen profundamente por su bienestar. El aislamiento es nuestra respuesta normal al dolor, pero nos llevará a adoptar hábitos y patrones de ministerio poco saludables. Vivir en aislamiento fomenta la mentira de
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