Meras Misiones

160 • M eras M isiones : A vanzando para M ultiplicarnos

del bautismo y enseñándoles a obedecer lo que Jesús ha mandado. Cuando un individuo apostólico es identificado a través de la oración y la confirmación del Espíritu Santo, aquel que tiene el don apostólico le da su tiempo, talento y tesoro, para madurar su don, con el fin de comisionarlo y liberarlo en misiones: “el envío de personas autorizadas a comunidades sin iglesia para proclamar el Evangelio a fin de ganar conversos a Jesucristo, hacer discípulos de los conversos y reunir a los discípulos para formar iglesias locales que funcionen y se multipliquen, que den el fruto del Reino de Dios en esa comunidad”. Como Jesús, que tenía las multitudes (Mat. 4:25; Juan 6:2), los ciento veinte (Hech. 1:15), los setenta (Lucas 10), los doce (Mat. 10:2-4) y los tres (Mat. 17:1), así también debemos distinguir entre aquellos a quienes vamos a dedicar nuestra inversión de tiempo y recursos con el propósito de aprender en misiones. No hay garantía de que no haya un Judas en medio. Avanza con quien creas que el Espíritu ha identificado para que puedas aprender. Recuerde, esto no es equipar a un discípulo, sino identificar a aquellos a quienes aprender, en nuestro caso, para las misiones, teniendo en cuenta que lo similar se reproduce en especie. Los individuos ya deben poseer el mínimo radical de madurez y experiencia como discípulo de Jesús para ser considerados dignos de 1) equiparse para el ministerio en la iglesia local, o 2) equiparlos para la plantación de nuevas iglesias (misiones). Se debe tener mucho cuidado y concentración por adelantado para garantizar su éxito. Fue Bernabé quien identificó a Pablo y lo llevó a la Iglesia en Antioquía para un año de preparación (Hechos 11:25-26). El apóstol Pablo, aunque fue llamado y dotado por el mismo Señor Jesús mientras estaba en el camino a Damasco, aun así se sometió al liderazgo de la iglesia local en Antioquía. Cuando se completó el equipamiento, los ancianos de Antioquía, a través del Espíritu Santo, comisionaron a Pablo y Bernabé “para la obra a la que yo (el Espíritu Santo) los llamé” y luego los liberaron para la tarea del Reino que se les había encomendado. Por eso el equipamiento es “a través de, y para” la iglesia.

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