Meras Misiones
C onclusión • 205
transitorias. Aún la oscuridad debe terminar. Vendrá un nuevo día. Cuando el sol brille, iluminará hasta la claridad. Esos eran los cuentos que permanecían, que tenían significado, aunque fuera demasiado pequeño para entender por qué. Pero mi Señor Frodo, creo que sí lo entiendo. Ahora lo sé. Porque la gente en ellos tuvo ocasión de dar la vuelta y nunca lo hizo. Siguió caminando, porque tenía algo a lo cual aferrarse.
Frodo: ¿Y nosotros a qué nos aferramos? Sam:
A que el bien aún existe, lo sé mi Señor Frodo. . . y tenemos que defenderlo.
Dios creó el mundo y vio que era bueno. Aunque el cáncer del pecado entró en el mundo, la naturaleza misma de Dios hizo que demostrara su amor de que, incluso en el mismo estado de nuestra propia rebelión, envió y sacrificó a su único Hijo para redimirnos. Los rebeldes que creen en la obra liberadora que Dios hizo en Jesucristo, ingresan a la Sociedad del Reino y participan en una campaña de sabotaje. La campaña es brutal. Se han sacrificado y se seguirán sacrificando vidas por el Reino. Debemos perseverar en nuestro evangelismo, equipando y estrechando. Debemos perseverar en sumisión diaria al Espíritu Santo para que nos dé poder para las misiones. Y, sobre todo, debemos perseverar en nuestro cariño hacia Jesús, porque sin Él no hay camino, ni verdad, ni vida. “Si sufrimos, también reinaremos con él” (2 Tim. 2:12a). A veces avanzar es no soltarse. Es todo lo que podemos hacer para aguantar. Clamamos a Dios las apasionantes palabras de Jacob: “No te dejaré, si no me bendices” (Gén. 32:26). Aferrarse al Rey y Su Reino automáticamente te hace avanzar porque el Reino de Dios es movimiento. Se está expandiendo y avanzando al margen de nosotros. Es como agarrarse a un tronco y dejar que la corriente te lleve. Sólo necesitas aguantar.
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