Orando los Salmos con Agustín y Amigos

Capítulo 3: Salmos 39–59

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Salmo 53 con Agustín – Cultivando el tipo correcto de miedo

Dice el necio en su corazón: “No hay Dios” (v. 1). ¿Quién es este necio? Si Dios existe, es justo; si es justo, desprecia la injusticia y el pecado. Pero cuando usted piensa que el pecado le agrada, niega a Dios. Porque si Dios desprecia el pecado, pero a usted no le parece que Dios desprecie el pecado, y no hay otro Dios sino el que desprecia el pecado, entonces cuando dice en su corazón: Dios apoya mi pecado, dice en efecto: “No hay Dios” (v. 1). Allí los tienen, sobrecogidos de miedo, cuando no hay nada que temer (v. 5). ¿Hay miedo si alguien pierde sus riquezas? Allí no hay nada que temer y, sin embargo, en ese caso la gente tiene temor. Pero si alguien pierde la sabiduría, en verdad eso es digno de temor, pero la persona no tiene miedo. Uste da tenido miedo de perder dinero, pero ha estado dispuesto a perder su fidelidad. Los mártires no tomaron bienes ajenos, e incluso despreciaron sus propios bienes para no perder la fe; era demasiado insignificante perder dinero, perdieron la vida, para poder encontrar la vida eterna (Mat 10:39). Temieron donde debieron haber temido. Pero los que han dicho que Cristo no es Dios han temido donde no había razón para temer. Porque dijeron: “Si lo dejamos seguir así . . . entonces vendrán los romanos y acabarán con nuestro lugar sagrado, incluso con nuestra nación” (Juan 11:48). Oh, que locura e imprudencia de decir: “¡Él no es Dios!” Ha temido perder la tierra, pero ha perdido el cielo. Ha temido a los romanos. ¿Podrían quitarle a Dios? ¿Qué queda entonces? ¿Qué, además de su confesión de querer aferrarse, y al aferrarse, lo ha perdido todo? Porque ha perdido tanto el lugar como la nación al matar a Cristo. Porque quería matar a Cristo en lugar de perder su lugar; y ha perdido su lugar, y su nación, y a Cristo.

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