Orando los Salmos con Agustín y Amigos
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Orando los Salmos con Agustín y amigos
Salmo 57 con Atanasio – La corrupción no salva Puede estar seguro de una cosa: La corrupción no salva a quienes se meten en ella. Al contrario, se levanta contra ellos, los derriba y provoca su perdición. ¡Ay de aquellas personas contra quienes está escrita esta profecía! Porque el mal que persiguen es más cortante que una espada de dos filos, y matará primero a quienes se aferren a él. Como señala el salmista, Sus dientes son lanzas y flechas; su lengua, una espada afilada (v. 4). Pero lo maravilloso es que aquel, a quien estas personas planean dañar, en realidad no sufre nada, mientras que ellas, en cambio, son atravesadas por sus propias lanzas. Eso se debe a que en su interior han acumulado ira, enojo, malicia, astucia, odio y amargura. Aunque no sean capaces de dirigir estos malos pensamientos contra los demás, se encuentran carcomidos por su propio veneno interno. Funciona como ora el salmista: “Pero su propia espada les atravesará el corazón” (Sal 37:15). También hay un proverbio similar: “Al malvado lo atrapan sus malas obras; las cuerdas de su pecado lo aprisionan” (Prov 5:22). Como dijo el Espíritu: “Dice el necio en su corazón: ‘No hay Dios’ ” (Sal 14:1). Sus actos se corresponden con sus pensamientos: “Están corrompidos, sus obras son detestables” (Sal 14:1). Así pues, la persona injusta corrompe su propio cuerpo de todas las formas posibles: robando, cometiendo adulterio, maldiciendo, emborra chándose y haciendo cosas similares.
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