Orando los Salmos con Agustín y Amigos
Capítulo 4: Salmos 60–80
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Salmo 61 con Mary Sidney Herbert – Una oración pidiendo protección A ti clamo, ¡escucha mi llanto! A ti vuela mi voz suplicante. Señor, presta oído a mi voz, desde los confines de la tierra, todo consuelo desfallece, a ti corro cuando se acercan las tormentas. Hasta tu colina Señor, hazme subir; pues escalarla excede mi destreza; Porque en mis momentos más angustiosos tu ojo veló por mí, tu mano me defendió, contra mi enemigo; mi fortaleza sigues siendo. Entonces, donde una tienda para ti sea hecha allí siempre me refugiaré, y a la sombra protectora de tus alas. Allí me llevaré y allí permaneceré a salvo de todo disparo dirigido contra mí. Lo que primero anhelo, primero me has concedido para que yo tenga el gobierno real de los que te temen y honran. Que sean tantos años como se puedan contar, tu Rey, oh, Dios, guarde de la tumba.
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