Orando los Salmos con Agustín y Amigos
Capítulo 1 Salmos 1–17
Salmo 1 con Atanasio – Deleitándose en la Ley de Dios ¡Qué diferentes son los siervos justos y fieles del Señor [de los impíos]! Meditan las palabras del Señor cuando están sentados en sus casas, cuando se acuestan, cuando se levantan y cuando van por el camino (Deut 6:7). Tienen buena esperanza por la promesa del Espíritu: Dichoso es quien no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los burladores, sino que en la Ley del SEÑOR se deleita y día y noche medita en ella (Sal 1:1–2). Estando cimentados en la fe, regocijándose en la esperanza, celosos en espíritu, dicen audazmente: “Mi boca hablará con sabiduría; la reflexión de mi corazón será muy inteligente” (Sal 49:3). Y agregan: “Medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos” (Sal 143:5). “En mi lecho me acuerdo de ti; pienso en las vigilias de la noche” (Sal 63:6).
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