Orando los Salmos con Agustín y Amigos

16

Orando los Salmos con Agustín y amigos

Luego, avanzando con audacia, dicen: “Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis meditaciones” (Sal 19:14). ¿Y cuál es la recompensa de tal persona? El salmista agrega inmediatamente: “Oh Señor, mi roca y mi redentor” (Sal 19:14). Para aquellos que se examinan a sí mismos de esta manera y ponen los deseos de sus corazones de acuerdo con el Señor, nada verdaderamente malo puede suceder. De hecho, sus corazones se fortalecen por la confianza en él, como está escrito: “Los que confían en el Señor son como el monte Sión: jamás caerá y permanece para siempre” (Sal 125:1).

Made with FlippingBook. PDF to flipbook with ease