Orando los Salmos con Agustín y Amigos
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Orando los Salmos con Agustín y amigos
Salmo 83 con Mary Sidney Herbert – Un llamado desesperado por la liberación No guardes silencio, oh, no guardes silencio; No descanses, oh Dios, con descanso sin fin.
Porque he aquí que tus enemigos con ruido y tumulto se levantan;
El odio llena sus corazones de ferocidad, y levantan sus cabezas los que aborreces. Contra tu gente agudizan su ingenio hasta el punto más agudo de la artimaña secreta; Un mundo de trampas y señuelos engañosos forjan en sus cerebros atareados, para que engañen a tus protegidos, a quienes tus alas ocultan de la vista escudriñadora. “Vamos, hagamos de ellos nada, que nadie los vea más como un pueblo; Borremos su propio nombre de la boca de todos”. Tales son los consejos que toman estos hombres; A estas conspiraciones se unen y así ellos son. Primero, los hijos de Edom, luego Ismael, con Moab, Agar, el linaje de Guebal;
con estos los amonitas, los feroces amalecitas, quienes en Palestina moran, y quienes en tiendas de Tiro permanecen.
Ashur, aunque más lejos miente, asiste a la prole incestuosa de Lot. Pero tú, Señor, como Jabín y Sísara se inclinaron,
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