Orando los Salmos con Agustín y Amigos
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Orando los Salmos con Agustín y amigos
Salmo 90 con Basilio el Grande – Huye del pecado y corre hacia Dios
Aquellos que reconocen a Dios, a menudo se equivocan en el juicio de sus asuntos, haciendo peticiones de manera necia por cosas útiles, pidiendo algunas cosas como buenas, que con frecuencia no son para su beneficio, y huyendo de otras como malas, aunque a veces les brindan una gran ayuda. Por ejemplo, ¿alguien está enfermo? Debido a que huyen del dolor de la enfermedad, oran por la salud. ¿Perdieron su dinero? Están extremadamente dolidos por la pérdida. Sin embargo, con frecuencia, la enfermedad es útil cuando refrena al pecador, y la salud es perjudicial cuando se convierte en el medio para pecar para quien la posee. Del mismo modo, el dinero también ha permitido ya a algunos vivir desenfrenadamente, mientras que la pobreza ha enseñado autocontrol a muchos que habían empezado mal. No huyas, pues, de lo que no necesitas huir. El pecado es lo único de lo que debes huir, y Dios es el único refugio del mal que debes buscar. No confíes en lospríncipes.No teenaltezcas en la incertidumbre de la riqueza. No te enorgullezcas de la fuerza corporal. No persigas el esplendor de la gloria humana. Ninguna de estas cosas te salva. Todas son pasajeras, todas son engañosas. Solo hay un refugio: Dios. “Maldito aquel que confía en los hombres” (Jer 17:5) o en cualquier cosa humana. Ahora bien, es privilegio de muchos decir: “Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza” (Sal 46:1) y Señor, tú has sido nuestro refugio (v. 1). Pero son pocas las personas que no admiran los intereses humanos, sino que dependen totalmente de Dios y depositan en él toda su esperanza y confianza. Nuestras acciones nos condenan siempre y en
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