Orando los Salmos con Agustín y Amigos

Capítulo 5: Salmos 81–101

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nuestras aflicciones corremos hacia todo lo demás en vez de hacia Dios. ¿Está enfermo un niño? Miras a tu alrededor en busca de un encantador, o finalmente, vas al médico y a la medicina, habiendo descuidado a aquel que puede salvar. Si un sueño te preocupa, corres al intérprete de sueños. Y, si temes a un enemigo, reclutas astutamente a algún hombre como partidario. En resumen, en cada necesidad te contradices a ti mismo: de palabra, nombrando a Dios como tu refugio; de hecho, recurriendo a la ayuda de cosas inútiles y vacías. Dios es la verdadera ayuda para la persona justa.

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