Orando los Salmos con Agustín y Amigos
Capítulo 6: Salmos 102–119:32
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por Dios cuando él vea que son irrespetados y perseguidos brutalmente. David, libre de toda pasión excesiva, oraba bajo la influencia del Espíritu Santo. Los impíos, que desprecian a Dios y que constantemente planean derrocar a los inocentes y a los buenos, merecen el castigo de tener en su contra a un malvado (v. 6). Y dado que mediante la intriga y la traición se proponen constantemente exterminar a los buenos, son justamente castigados por Dios, quien levanta contra ellos un enemigo que nunca se apartará de su lado. Los creyentes deben estar en guardia, para que no oren esto con demasiada precipitación. Más bien, dejen espacio para que la gracia de Dios se manifieste en su favor. Porque puede resultar que la persona que hoy nos muestra un odio mortal, mañana se convierta en nuestro amigo por medio esa gracia.
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