Orando los Salmos con Agustín y Amigos
Capítulo 6: Salmos 102–119:32
209
Salmo 119 con Gertrudis la Grande – Determinación de seguir los mandamientos de Dios Corro por el camino de tus mandamientos, porque me has dado mayor entendimiento (v. 32). Oración: Oh, bondadoso Jesús, aunque la voluntad [de hacer el bien] está en mí, no encuentro [la fuerza] para realizarla. Por eso, por la cooperación de tu gracia y mediante la ley inmaculada de tu amor, aparta mi alma de la fragilidad de la condición humana hacia ti, de tal manera que pueda correr incansablemente por el camino de tus mandamientos y aferrarme inseparablemente a ti. Quédate conmigo, Señor mío, ayudándome siempre y haciéndome fuerte en la obra que he emprendido por amor a tu amor. Y ahora, ¿a dónde huiré de ti? Nada tengo en el cielo o en la tierra sino a ti. Dios mío, alabanza de Israel, tú que habitas en el santuario (Sal 22:3), en quien vivo, me muevo y existo (Hch 17:28), en ti solo confío. En ti mi corazón está abierto de par en par (2 Cor 6:11; Sal 119:32), porque tú eres mi único y completo gozo y todo mi deseo. El rayo de tu luz diurna ha despertado mi espíritu dormido. Sostenme conforme a tu promesa y viviré; no defraudes mis esperanzas (v. 116). No me dejes confundirme en mis expectativas, sino concédeme el encontrar descanso para mi alma en ti. No he encontrado nada más deseable, no he juzgado nada más adorable, no he deseado nada más preciado que ser estrechado, oh, amor, por tu abrazo, descansar bajo las alas de mi Jesús, y morar en el tabernáculo de la caridad divina. Oh, amor, oh radiante mediodía, moriría mil veces por descansar en ti. Si tan solo inclinaras hacia mí tu rostro de tan hermoso y apreciado amor, oh, queridísimo amado.
Made with FlippingBook. PDF to flipbook with ease