Orando los Salmos con Agustín y Amigos
Capítulo 1: Salmos 1–17
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Salmo 4 con Juan Calvino – Esperando en las promesas de Dios
Al comienzo del salmo, David ora a Dios para que lo ayude, inmediatamente después, dirige su discusión a sus enemigos, y confiando en la promesa de Dios, triunfa sobre ellos como un conquistador. Por lo tanto, nos enseña con su ejemplo, que siempre que estemos agobiados por la
adversidad o envueltos en grandes angustias, debemos meditar en las promesas de Dios. Por ellas se nos ofrece la esperanza de la salvación, para que, defendiéndonos con este escudo, podamos
Juan Calvino sobre el Salmo 4 “David testifica que, aunque le falten todas las demás cosas buenas, el amor paternal de Dios es suficiente para compensar la pérdida de todas ellas”.
superar todas las tentaciones que nos atacan. Con su oración, David testificó que cuando estuvo completamente privado de toda ayuda terrenal, la esperanza permaneció para él en Dios. Satisfecho solo con el favor de Dios, David afirma que no da ningún valor a los objetos que otros desean fervientemente. Los fieles, formándose una estimación baja de los bienes del presente, descansan solo en Dios. Por tanto, David sugiere que todos aquellos que desean disfrutar de prosperidad, pero no buscan el favor de Dios son necios. Al dejar de hacer esto, se dejan llevar por las diversas opiniones falsas que circulan. También, reprende otro vicio, concretamente, el de los ignorantes que se entregan por entero a los placeres y comodidades de la carne y se contentan con disfrutar solo de ellos, sin pensar en nada más elevado. También sucede, que mientras obtienen todo lo que desean, le son indiferentes a Dios, como si no tuvieran necesidad de él. David testifica que, aunque le falten todas las demás cosas buenas, el amor
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