Orando los Salmos con Agustín y Amigos

Capítulo 7 Salmos 119:33–130

Salmo 120 con Agustín – El clamor de un peregrino por la paz

¡Ay de mí, que soy extranjero en Mésec! (v. 5). Mi travesía se ha alejado de ti; mi peregrinación se ha hecho lejana. Aún no he llegado a ese país donde algún día viviré sin que ningún malvado me amenace. Mi viaje ha partido lejos de ti; mi peregrinación se ha hecho lejana. Aún no he llegado a esa compañía de ángeles, donde no temeré ofensa alguna. Pero ¿por qué no estoy allí todavía? Porque mi viaje es una peregrinación. ¿Y cuando está tan distante? A veces, cuando las personas se van al extranjero, viven entre mejores personas de las que quizás vivirían en su propio país. Pero no es así cuando nos alejamos de esa Jerusalén celestial. Porque una persona cambia de país, y esta estadía en el extranjero a veces es buena para ella. Al viajar encuentran amigos fieles que no podían encontrar en su propio país. Tenían enemigos, por lo que fueron expulsados de su país; y cuando viajaron, encontraron lo que no tenían

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