Orando los Salmos con Agustín y Amigos
Capítulo 7: Salmos 119:33–130
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Salmo 121 con Agustín – Confiando en el que nunca duerme
Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel (v. 4). Elige al que no duerme ni se adormece, y tu pie no resbalará. Dios nunca duerme. Si quieres tener un guardián que nunca duerma, elige a Dios como tu guardián. No permitirá que mi pie resbale (v. 3), dices, pero él también te dice: Jamás duerme el que te cuida (v. 3). Tal vez estabas a punto de recurrir a un ser humano como tu guardián. ¿A quién puedes encontrar que nunca duerma? El salmista te lo dice: Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel (v. 4). ¿Quieres tener un guardián que no se adormezca ni duerma? Entonces, no confíe en ningún ser humano. El Señor te cuidará; de todo mal guardará tu vida (v. 7). Del daño del sol, del daño de la luna, de todo daño te preservará. Él es tu defensa a tu diestra, que no dormirá ni se adormecerá. ¿Y por qué razón? Porque estamos en medio de tentaciones: El SEÑOR te cuidará; de todo mal guardará tu vida. El SEÑOR cuidará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre (vv. 7–8).
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