Orando los Salmos con Agustín y Amigos

Capítulo 8: Salmos 131–150

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Salmo 132 con Agustín – La verdadera humildad Vayamos hasta su morada (v. 7). ¿De quién? Del Señor, Dios de Jacob. Los que entran para morar en él, entran también para que él more en ellos. Entras en tu casa para morar en ella; en la casa de Dios, para que él more en ti. Cuando él haya comenzado a morar en ti, te hará feliz, porque si él no lo hace, serás miserable. También saciaré de pan a sus pobres (v. 15). Seamos pobres, y entonces estaremos satisfechos. Muchos que confían en el mundo y son orgullosos adoran a Cristo, pero no están satisfechos, porque han sido satisfechos y se rebosan en su orgullo. Estos tienen abundancia, y por lo tanto, comen, pero no están satisfechos. Adoran a Cristo, honran a Cristo, oran a Cristo; pero no están satisfechos con su sabiduría y justicia. ¿Por qué? Porque no son pobres. Porque los pobres, es decir, los humildes de corazón, cuanta más hambre tienen, más comen; y cuanto más vacíos están del mundo, más hambre tienen. Los que están saciados rechazan lo que les das, porque están saciados. Dame uno que tenga hambre, porque “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” (Mat 5:6). Sin embargo, a veces encuentras a un hombre pobre que es orgulloso y a un hombre rico que es humilde. Por lo tanto, los pobres deDios sonpobres enespíritu, nonecesariamente en sus posesiones. A veces un hombre tiene una casa llena, tierras ricas, muchas propiedades, mucho oro y plata, pero sabe que no debe confiar en su riqueza. Él se humilla ante Dios. Él hace el bien con sus posesiones. De este modo, su corazón se eleva a Dios, de modo que es consciente de que las riquezas no le benefician, sino que, incluso, obstaculizan sus pasos, a menos que él las gobierne y las utilice para ayudar. El que está satisfecho de pan se cuenta entre los

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