Orando los Salmos con Agustín y Amigos

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Orando los Salmos con Agustín y amigos

Salmo 48 con Mary Sidney Herbert – Jerusalén, la Ciudad de Dios Aquel que es el ser eterno glorioso es, y glorioso se muestra, en la ciudad que ha elegido, donde se alza su santa colina. Colina Sión, colina de la más hermosa vista, ciudad del rey más grande, asentada en el norte, llena de alegría todas las regiones de cada palacio que en ella están. Dios sigue siendo una roca conocida. Un día reyes—un día señalado allí se reunirán para unir sus fuerzas— ¿Lo ven? Las cosas que ellos ven, asombran sus mentes pasmadas. Volando, temblando, decepcionados, así temen, y así se fugan, como la esposa, que en deplorable temor

los dolores del parto encuentra como naves que parten de Tarsis,

aplastados por las ráfagas de viento del este. Ahora nuestros ojos ven lo que hemos oído sobre el estado de la ciudad de Dios,

cómo sostenida por sus manos Dios siempre la mantiene así. Nos presentamos en medio de tu templo tu favor, Señor, nosotros esperamos; Señor justo, tú y tu ciudad permanecen para siempre, tu fama corresponde a tu nombre; tu mano justa alegra a Sión, conviertes en gozo toda la tristeza de Judá.

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