Raíces Sagradas

asamblea como los redimidos del Señor y Cristo nuestro Señor gobernará como Rey. Según la Escritura, Cristo volverá y terminará la obra que comenzó en la cruz, para juzgar al mundo y salvar a los suyos. Todos los Santos ya no serán una idea, sino una sociedad visible, y la Fiesta de Cristo el Rey pertenecerá al día en que Cristo reine para siempre. La Meta de la Vida Espiritual: Llegar a ser como Cristo Esta visión de la vida y ministerio de Jesús refleja el latido del corazón del Nuevo Testamento con respecto a la formación espiritual. El objetivo de la vida espiritual y el centro de la madurez cristiana es llegar a ser como Jesucristo, para reflejar en nuestras vidas quién es él, qué hizo él y cuál es su voluntad para el día de hoy (Rom. 6:4-12; 8:29; 2 Cor. 3:17-18; 1 Jn. 2:6, 3:1-3; Flp. 2:5-11, 3:20-21). La Iglesia, y cada miembro de ella, está destinada a compartir el trono de Dios con su Señor, cuya intención es conformarnos a su imagen para que podamos compartir su gloria y reinar con él. Nos hará como él , para conformarnos a su propia gloria y belleza. (Mt. 11:28-30 - “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. [29] Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; [30] porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”). En verdad, el año litúrgico nos permite seguir los pasos del Nazareno desde la promesa de su primera venida hasta la esperanza de su regreso y todos los episodios de su gran manifestación. Yo casi no conocía la plenitud y el poder de mi identificación con Cristo, la cual comenzó el día en que yo estaba ante el ministro para recibir el bautismo. Para mí, ese día fui lanzado a una aventura de aprendizaje diario acerca del camino de Cristo, participando en su voluntad a través de las historias, los servicios, las observancias, las oraciones, las liturgias y las conmemoraciones del año litúrgico. Cristo no es solamente nuestro Salvador, es nuestra vida (Col. 3:4). Esta estrecha identificación y conexión con Cristo puede permitirnos en nuestras vidas personales, nuestras familias, congregaciones y nuestras tradiciones, compartir una peregrinación espiritual, una aventura, una esperanza y un futuro. Por ello, el año litúrgico ha sido y seguirá siendo una dimensión integral de la identidad de la Iglesia y la vida comunitaria, es decir, nuestras Raíces Sagradas . A

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