Raíces Sagradas
Cristo en nuestras congregaciones a través del año litúrgico y su enfoque en la persona y obra de Cristo.
Por ejemplo, a través de la estación de la Cuaresma, todos podemos leer juntos las Escrituras del leccionario (cuyos textos son leídos por cientos de miles de congregaciones), y fomentarlo en nuestras iglesias desde el púlpito, en la escuela dominical, nuestros grupos pequeños e incluso en nuestro ministerio de evangelización. Mientras nos concentramos en experiencias simultáneas y énfasis compartidos de la Biblia, en nuestros mensajes predicados y nuestro enfoque temático en todos los niveles (desde las clases de pre-kínder hasta la de adultos mayores), compartimos los mismos textos, meditaciones, pasiones, oraciones y deseos. Cuanto más nos concentramos en los mismos episodios de la vida de Cristo, en la misma enseñanza y en la misma esperanza, empezamos a garantizar una vida compartida juntos, y a través de esa vida, un caminar y un viaje común. Este enfoque nos disciplinará para rechazar una definición acerca de una auténtica espiritualidad “sin iglesia”. Mientras toda nuestra asamblea se enfoca en los mismos temas, textos, historias y verdades, el Espíritu puede más apropiadamente unirnos en una comunidad integrada y coherente que busca el rostro de Cristo, mientras le seguimos juntos por fe en una peregrinación espiritual compartida. Ya no vamos a ser inundados y bombardeados con decenas de mensajes en todos los sectores de nuestra iglesia, sin tener irremediablemente voces disonantes entre nosotros. Más bien, llegaremos a caminar juntos en la misma forma, basados en las mismas verdades, movidos por las mismas historias, compartiendo el mismo camino espiritual. Todo esto es posible si caminamos juntos en una vida espiritual compartida mientras seguimos la historia de Dios, redescubriendo juntos nuestras Raíces Sagradas . Practique nuevas expresiones de la historia de Dios en cada dimensión de la vida de la iglesia La vida de la Iglesia se vive en una forma dimensional: amistades personales, grupos pequeños de discipulado y nutrición, grupos grandes de convocación y adoración, y relaciones inter-iglesias entre congregaciones que compartan una identidad mutua. Redescubrir nuestras Raíces Sagradas nos permite revitalizar todas las dimensiones de nuestra vida de iglesia, mediante el reconocimiento de
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