Raíces Sagradas

E p í l o g o

La Conspiración Divina: El Principio de REVOCACIÓN El mero latido de la historia de Dios es que el Reino de Dios en Cristo Jesús va en contra de cualquier cosa imaginable y posible del reino de este mundo. En otras palabras, creemos que el avivamiento y la renovación podría surgir de la gente pobre de la ciudad precisamente porque son los menos propensos a ser considerados como los héroes y heroínas del Reino. ¿No es evidente que Dios escoge al incapaz, al rechazado y al iletrado para avergonzar al sabio, al fuerte y al soberbio? En el Reino de Dios los pobres se convertirán en ricos y los ricos en pobres (Lc. 6:20-26). Los infractores de la ley y los de poco mérito se salvarán y los llamados herederos serán descartados (San Mateo 21:31-32). El que se enaltezca será humillado, y el que se humille será exaltado (Lc. 18:14). Aquellos que no ven, verán, y los que ven se volverán ciegos (San Juan 9:39-41). Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte; ha escogido lo vil y despreciado del mundo, lo que no es, para anular lo que es (1 Co. 1:27 y sig.). El joven pastor David, sin ser invitado a la batalla, se convierte en el campeón de Israel; y María, una virgen joven desconocida hija de Israel, es llamada a portar al Mesías en su vientre. En nuestra mente, el simple principio de la revocación sugiere que Dios puede, a través de su Espíritu Santo, llamar a una generación fuera de la ciudad para redescubrir la historia de Dios, de tal manera que nuevamente se generen nuevos movimientos de amor, gracia y sanidad en las comunidades devastadas por las oscuras mentiras del enemigo. Como ve, la historia promete inequívocamente que su campeón, Cristo Jesús, de hecho superará los poderes de las tinieblas y establecerá un Reino que no se desvanecerá. En verdad, el reino de este mundo se convertirá en el Reino de nuestro Dios y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos (Ap. 11:15). Nada puede detener esto o impedir su cumplimiento. Pronto y muy pronto sucederá.

“HAY SUFICIENTE ESPACIO EN el Reino de mi Padre, elija su asiento y siéntese” Uno de los cantos góspel cantado en mi iglesia local cuando yo era niño era “Hay suficiente espacio”. Una melodía tradicional sureña que estremeció con la verdad

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