Raíces Sagradas

CAPÍTULO 1

¿DE CUÁL ESPÍRITU SOMOS?

Un tratado sobre la necesidad de recuperar la Gran Tradición para la Iglesia

E n la teología y en la adoración, en el discipulado y la evangelización, no hay nada más importante que conocer su legado espiritual, las raíces de su linaje espiritual, la Roca proverbial de donde usted fue excavado. Con el propósito de discernir los orígenes de nuestra propia herencia, necesitamos hacer cierto tipo de trabajo genealógico espiritual, por así decirlo, para detectar con mayor presición lo que constituye las raíces de nuestra fe en Jesucristo. Al igual que todos los creyentes en todo el mundo, nosotros los discípulos de Jesús de Nazaret, creemos que el Reino de Dios ha venido a la tierra en su encarnación. Aunque no totalmente consumada, la venida del Verbo hecho carne al mundo (San Juan 1:14-18), significa que el largo reinado de la maldición ha sido roto a través de la muerte, la sepultura y la resurrección de Jesucristo. Como nuestro Señor y Mesías, Jesús liberó a su pueblo de la opresión del diablo, de la condenación de la ley, del poder del pecado y de la muerte. Debido a esta libertad que Cristo otorgó al pueblo de Dios, ahora podemos explorar y emplear diferentes formas de adoración y servicio en la Iglesia; libertad que, por supuesto, fue dada para que permanezcamos fieles al Señor y bien arraigados en la tradición apóstolica, la cual está expresada en las Sagradas Escrituras. A lo largo de la historia de la Iglesia, los cristianos han expresado su libertad en Jesús para cambiar o transformar sus respectivas estructuras, normas y prácticas. Tal libertad ha sido confirmada sobre la base del consentimiento de las iglesias y líderes debidamente designados; y siempre con el fin de glorificar a Dios en Cristo.

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