Raíces Sagradas
R E C U R S O S P A R A L A P A R T E I . " E L A B O R ANDO E L C A S O
Ahora la historia de Dios se convierte en nuestra historia; y las raíces de la redención milagrosa se han convertido en nuestras Raíces Sagradas . Lo relatado por el Espíritu Santo se ha convertido en nuestra narrativa común; y continuamos esa historia como participantes a través de nuestra adoración y del discipulado en la Iglesia. Nuestras historias individuales de la vida se han convertido en una parte de una red muy grande de relatos que conforman la más grande historia de la Iglesia, que a su vez es parte de la gran historia de redención, amor y restauración de Dios. Ciertamente Abraham es el padre de todos nosotros, para que los que creemos “compartamos la fe de Abraham”. En segundo lugar, esta espiritualidad afirma que, ya que compartimos las mismas raíces y la misma historia como creyentes en todas partes a lo largo de todos los tiempos, pertenecemos a la misma Iglesia en todo el mundo. Estamos profundamente enriquecidos al saber que mientras profundicemos en la historia de Dios en el lugar donde estemos, realmente participamos de un reconocimiento del evangelio, afirmando nuestra posición en toda la comunidad cristiana mundial. Ahora podemos afirmar nuestro lugar en la familia de Dios. Compartimos con todos los creyentes, raíces, compromisos y visiones comunes. Seguimos nuestro telos (fin) particular, midiendo y marcando el tiempo a través de la obra creadora de Dios, de la formación de su pueblo y la salvación de su Iglesia. Hacemos un seguimiento de las fechas y marcamos el tiempo a través de nuestro calendario; siguiendo un guión de la historia que da forma a la vida de toda la Iglesia, con temas comunes, celebraciones, convocatorias, etc. Estamos anclados en un propósito común, armados con un tema y un enfoque común; y reafirmados por celebraciones y prácticas comunes, todo centrado en la persona y obra de Jesucristo. Compartiendo esta visión integrada expresada en ritmos comunes (que son litúrgicos y misionales), abrazamos un programa común. Contamos nuestros días, semanas y meses juntos, mediante una disciplina y adoración espiritual. Esta unidad (que no es un mero ¡conformismo!) construye un nuevo y fresco sentido de comunidad. Estamos decididos como líderes y miembros por igual a vivir en respuesta a las verdades y los compromisos articulados por nuestra fe común. Mediante la teología, la adoración, el discipulado y la evangelización, vivimos y contamos la historia del fiel amor de Dios, esforzándonos por ser sus representantes y embajadores adondequiera que Dios nos lleve. Esta unidad fue
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