Raíces Sagradas

Quien, como campeón, bajó del cielo en el tiempo oportuno, venciendo a través de la Cruz Ocurrieron unos cuatrocientos años de silencio. Sin embargo, en el cumplimiento del tiempo, Dios cumplió su promesa del pacto al entrar a este reino maligno de sufrimiento a través de la encarnación. En la persona de Jesús de Nazaret, Dios bajó del cielo y vivió entre nosotros, mostrando la gloria del Padre, cumpliendo los requerimientos de la ley moral de Dios y ejerciendo el poder del Reino de Dios a través de sus palabras, sus obras y al echar demonios. En la cruz él llevó nuestra rebelión, destruyó la muerte, venció al diablo y resucitó al tercer día para restaurar a la creación de la caída, para poner fin al pecado, a la enfermedad y la guerra, y para otorgar vida eterna a todos los que abrazan su salvación. Y, muy pero muy pronto, él volverá a este mundo y hará nuevas todas las cosas Ascendido a la diestra del Padre, el Señor Jesucristo ha enviado el Espíritu Santo al mundo, formando un pueblo nuevo compuesto por judíos y gentiles, la Iglesia. Comisionado bajo su liderazgo, su pueblo testifica del evangelio de la reconciliación a toda la creación, mediante sus palabras y acciones; y cuando ellos hayan terminado su tarea, él volverá en gloria y completará su obra a favor de toda la creación y sus criaturas. Pronto, él extinguirá al pecado, la maldad, la muerte y los efectos de la maldición para siempre; y restaurará toda la creación a su verdadero estado, refrescando todas las cosas en un cielo nuevo y tierra nueva, donde todos los seres y toda la creación gozarán del shalom del Dios trino por siempre, para su gloria y honor.

Y LOS REDIMIDOS VIVIRÁN FELICES POR SIEMPRE . . . Fin.

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