Raíces Sagradas

predicación del evangelio y de nuestra práctica de la vida del Reino en el mundo entre nuestros vecinos, especialmente entre los pobres.

Por otra lado, por medio del poder del Espíritu Santo, quien es la garantía de nuestra herencia futura, somos facultados para demostrar a nuestros vecinos la vida del Reino aquí y ahora. A través de nuestros actos tangibles de hospitalidad y generosidad, que adornan nuestra doctrina y nuestra predicación, damos testimonio y evangelizamos a los perdidos de todo el mundo. En obediencia al mandato de Cristo, vamos y hacemos discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo, enseñándoles a guardar los mandamientos de Cristo. Mientras caminamos con Dios en el contexto de nuestras asambleas locales, mostramos al mundo la vida del Reino por medio del Espíritu Santo, dando testimonio de su realidad en nuestras relaciones individuales y familiares, en nuestros trabajos, en nuestros vecindarios y en todas partes. Esta explicación descriptiva de la historia de Dios (el lado izquierdo de nuestro gráfico y los cuatro primeros elementos ya mencionados arriba [nuevamente, enumerados en la página 135]) detallan la historia de un ser divino, cuyo amor y cuya soberanía y gracia son suficientemente grandes para todo el mundo. En la eternidad pasada, Él determinó que no le daría la espalda a su creación caída, sino que enviaría a un campeón para liberarnos. El Espíritu Santo inspiró a los profetas para dar testimonio de su venida; y en Jesús de Nazaret finalmente vino y realizó la redención prometida. Ahora la Iglesia, como pueblo de la historia, responde con alegría y participa en el drama de Dios (el lado derecho del gráfico y los últimos cuatro elementos mencionados arriba). El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo es un Dios suficientemente grande para su mundo y su historia, es suficientemente grande para todas las naciones. Seguramente, esta historia increíble de amor y de gracia es suficiente para usted y para mí, para transformarnos, para cambiarnos y para sanarnos. UN DIOS Y UNA HISTORIA SUFICIENTEMENTE GRANDE PARA TODO EL MUNDO (Y para usted y YO)

¡Mi Dios es tan grande, tan fuerte y tan poderoso, no hay nada que mi Dios no pueda hacer!

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