Representado la teologia
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R e p r e s e n t a n d o l a t e o l o g í a
El centro y la circunferencia: El Cristianismo es Jesucristo (continuación)
El Padre sacrificó a su Hijo para redimir al mundo, para reconstruir la brecha existente a causa de nuestra desobediencia ante Dios, y nos dio un nuevo nacimiento como hijos adoptados de la familia de Dios. Un hombre tenía la tarea de levantar un puente para dejar que los barcos a vapor pasaran por debajo, y luego debía bajarlo nuevamente para que cruzaran los trenes. Un día, el hijo de este hombre lo visitó, deseando ver a su padre en su trabajo. Muy curioso, como la mayoría de los chicos, se asomó para ver por una puerta que su padre siempre mantenía abierta para ver la gran maquinaria que levantaba y bajaba el puente. De repente, el chico tropezó y se cayó en los engranajes. Cuando el padre trató de alcanzarlo y sacarlo, escuchó el silbido de un tren que se acercaba. ¡Sabía que los coches estarían repletos de personas y que sería imposible parar la locomotora, por lo tanto, el puente tenía que bajarse! Un dilema terrible lo confrontó; si salvaba a estas personas, su hijo sería aplastado. Frenéticamente, trató de libertar al chico, pero fue en vano. Finalmente, el padre puso su mano en la palanca que echaría a andar la maquinaria. Se detuvo entonces, y con lágrimas en los ojos jaló de la misma. Los engranajes gigantescos comenzaron a trabajar y el puente bajó justo a tiempo para salvar al tren. Los pasajeros, que no sabían lo que el padre había hecho, reían y estaban alegres. El guardián del puente había escogido salvar sus vidas a costa de perder a su hijo. Nadie ni nada puede describir el precio que el Padre pagó para llevarnos de regreso hacia Cristo. Esto nos revela la asombrosa majestad del amor de Dios por cada uno de nosotros, que dio a su único Hijo por nuestra redención.
III. Finalmente, Jesus no sólo es la completa revelación de Dios y la redención, Él también es la regla final y la norma de la verdadera humanidad.
A. Jesus es el modelo de Dios, su gobernador, su norma final para todo lo que somos y pronto seremos. Mira nuevamente Colosenses 1.18-19 (NVI) - Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero. [19] Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud
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