Representado la teologia
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R e p r e s e n t a n d o l a t e o l o g í a
Áreas de desacuerdo entre cristianos respecto a dones espirituales (continuación)
Conclusión: Encontrando nuestro futuro, mirando hacia atrás En un momento en el que muchos están confundidos por el ruidoso caos de tantos que pretenden hablar por Dios, es hora de que volvamos a descubrir las raíces de nuestra fe, que volvamos al comienzo de la confesión y la práctica cristiana, y ver si de hecho podemos recuperar nuestra identidad en la adoración y el discipulado de Cristo que cambió el mundo. A mi juicio, esto se puede hacer a través de una apropiación seria y evangélica de la Gran Tradición, esa creencia y práctica básica que es la fuente de todas nuestras tradiciones, ya sea católica, ortodoxa, anglicana o protestante. Por supuesto, las tradiciones específicas seguirán tratando de expresar y vivir su compromiso con la Tradición Suprema (e.d., las Escrituras) y la Gran Tradición a través de su adoración, enseñanza y servicio. Nuestras diversas tradiciones cristianas (“t” minúscula), cuando tienen su raíz y expresión en la enseñanza de las Escrituras y son guiadas por el Espíritu Santo, seguirán haciendo al evangelio algo claro dentro de nuevas culturas o subculturas, hablando y mostrando la esperanza de Cristo en nuevas situaciones formadas por su propio conjunto de cuestiones a la luz de sus propias y únicas circunstancias. Nuestras tradiciones son esencialmente movimientos de contextualización, es decir que son intentos de hacer de la Tradición Suprema algo simple dentro de los diferentes grupos de personas, en una manera que los guíe fiel y eficazmente a la fe en Jesucristo. Por tanto, debemos encontrarmaneras de enriquecer nuestras tradiciones contemporáneas volviendo a conectar e integrar nuestras confesiones y prácticas contemporáneas con la Gran Tradición. No olvidemos nunca que el cristianismo, en su esencia, es un fiel testigo de los actos salvíficos de Dios en la historia. Como tal, siempre seremos un pueblo que busca encontrar su futuro, mirando hacia atrás en el tiempo en esos momentos de revelación y de acción, donde la Regla de Dios se puso de manifiesto a través de la encarnación, la pasión, la resurrección, la ascensión, y pronta venida de Cristo. Recordemos, pues, celebrar, recrear, aprender de nuevo, y proclamar apasionadamente lo que los creyentes han confesado desde aquella mañana de la tumba vacía – la historia salvadora de la promesa de Dios en Jesús de Nazaret para redimir y salvar a un pueblo para sí mismo.
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