Teología de la Iglesia, Libro de Notas del Estudiante, SW03
T E O L O G Í A D E L A I G L E S I A
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Deje las notas a un lado, haga un repaso de sus pensamientos y reflexiones, y tome la prueba de la lección 1, La Iglesia Prefigurada en el Plan de Dios.
Prueba
Revisión de los versículos memorizados
Revise, escriba y/o recite con un compañero el texto asignado para memorizar en la última sesión: 1 Pedro 2.9-10.
Entregue su resumen de la lectura asignada la última semana, es decir, su respuesta breve y la explicación de los puntos principales a los que se refieren los autores de la lectura asignada (Reporte de lectura).
Entrega de tareas
Gracia
Escuché la historia de una persona que estaba haciendo un experimento sobre el comportamiento humano. Esta persona se paraba junto a los dispensadores de gasolina de una estación de servicio en una ciudad grande, y le ofrecía un billete de veinte dólares a quienes paraban para echar gasolina en sus automóviles. Para su asombro, nadie tomó el dinero. Aquellos que vivimos en la ciudad probablemente no nos sorprendemos de una respuesta así. La mayoría de la gente en las grandes ciudades ha aprendido que “no obtienes algo por nada” y que cualquiera que parece dar algo de valor gratis es probable que no sea de confianza. Como urbanos reconocemos que si algo parece ser muy bueno como para ser cierto, entonces casi es un engaño. Es normal que sospechemos de las cosas que son gratis. La lección se enfoca en la adoración como una respuesta a la gracia de Dios. El evangelio es la buena noticia de que todo lo que necesitamos, pero que a la vez no podemos obtener, nos es dado por Dios como un regalo a través de su gracia. Así como la gente en la estación de servicio, la mayoría de nosotros no reconocimos en primera instancia que la gracia de Dios es un regalo total. ¿Cuándo comprendió por primera vez que la gracia de Dios es un regalo? ¿Cuándo entendió por primera vez que el regalo de la salvación nunca podría ser ganado, y que tan sólo debe recibirse?
2
Yendo demasiado lejos
Si su iglesia tuviera que contestar a la siguiente situación, ¿cómo lo haría?: “Todas las formas de adoración y alabanza son válidas para Dios, pero nos parece que involucrarse en ‘x’ cosa es llevar la adoración demasiado lejos”. ¿Qué pudiera significar en el contexto de algunas de nuestras iglesias ir más allá de los límites aceptables para adorar? ¿Existen límites para nuestra expresión de adoración? Y si es así, ¿cuál debería ser el estándar para mantener tal límite entre nuestra libertad en Cristo, y nuestro deseo de expresar nuestro amor a Dios en una forma nueva y única?
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