Teología de la Iglesia, Libro de Notas del Estudiante, SW03

T E O L O G Í A D E L A I G L E S I A

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d. Toda buena obra o acto de justicia que hagamos es el resultado de la gracia de Dios obrando en nosotros. Las buenas obras son el resultado de la salvación, no la causa de la misma. Ninguna buena obra nos ganará el favor extra de Dios. Ninguno podrá ser lo suficientemente bueno como para merecer la comunión con Dios o la vida eterna con Él en su Reino. Nosotros tenemos Su gracia derramada sobre nuestras vidas debido a Cristo y por la Obra que Él hizo por nosotros. Nuestras buenas obras son una respuesta a la gracia que Dios nos ha otorgado. Una vez más, como el apóstol Juan afirma: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero”, 1 Juan 4.19.

Las buenas obras son el resultado de la salvación, no la causa de la misma.

II. La adoración es nuestra respuesta, como Iglesia, a la experiencia de la gracia de Dios.

La adoración es la responsabilidad más importante de la Iglesia porque es el punto de partida para vivir por la gracia. En la adoración, reconocemos lo que Santiago escribió en su epístola: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces”, Santiago 1.17.

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A. Existen dos eventos de vital importancia en la adoración cristiana (la Cena del Señor y el bautismo) En cada tradición cristiana, la Cena del Señor y el bautismo son partes importantes de la forma en la que experimentamos la gracia de Dios obrando en medio nuestro. Los cristianos difieren, sin embargo, en cómo estos actos de adoración demuestran la gracia de Dios en la iglesia. Algunas iglesias denominan la Cena del Señor y el bautismo como “sacramentos” y los interpretan como un “medio de gracia”, mientras otros se refieren a ellos como “ordenanzas” y los interpretan como un testimonio de la gracia de Dios.

B. El significado de “sacramento”

1. Un sacramento es definido usualmente como “una señal externa y visible de una gracia interna y espiritual”. Aquellos que usan el término sacramento ven al bautismo y a la Cena del Señor como un medio por el cual la gracia de Dios viene a nosotros.